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¿Qué conocemos de la microbiota?

viernes, 16 de febrero de 2024

En la digestión, en la absorción de nutrientes, en la regulación del metabolismo?? La lista de ??procesos en los que participa la microbiota?? no es infinita, pero sí bastante extensa. La ciencia ha demostrado también que la alteración de estos millones de microorganismos que conviven en el organismo y cuyo equilibrio es fundamental para la salud está relacionada con enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer o con trastornos de la salud mental, como la depresión o la ansiedad. 


Lo cierto es que la relación entre la microbiota y el cerebro es un campo de investigación muy atractivo para la biomedicina en los últimos tiempos. La existencia de una comunicación bidireccional mediante transmisores químicos y vías neuronales ha hecho que un grupo de investigadores de la Universidad de Granada haya publicado un estudio sobre los mecanismos que vinculan la microbiota con el neurodesarrollo infantil. 


En concreto, ha comprobado que la microbiota contribuye al desarrollo de la inteligencia y la memoria a través de microorganismos probióticos y de los metabolitos de la histidina (aminoácido encargado de fabricar enzimas y proteínas y que ya se había relacionado previamente con la cognición). Los científicos observaron que la composición de la microbiota era diferente en bebés de seis meses en función de su respuesta cognitiva al test de Bayley, que mide el desarrollo motor, cognitivo, socioemocional y del lenguaje. 


Para llegar a estas conclusiones, los autores del trabajo, publicado en el último número de la revista Cell Host & Microbe, trasplantaron la microbiota de los bebés a ratones axénicos o germ-free, que se caracterizan por nacer desprovistos de microbios. La ausencia de microbiota provoca que la actividad motora, el comportamiento y la memoria sean diferentes en comparación con ratones que sí tienen microbiota. 


Los roedores que recibieron la microbiota de los bebés con mejor cognición mostraron mayor capacidad de memoria que la de los bebés con peor cognición. Por otra parte, análisis posteriores mostraron que determinadas bacterias se asociaron de forma positiva con la inteligencia y la memoria. Por tanto, el estudio sugiere que estas bacterias pueden mejorar la memoria y cognición infantil, especialmente en enfermedades pediátricas con déficit cognitivo, como autismo o trastorno de hiperactividad. 


Factores que afectan al eje microbiota-intestino-cerebro


Distintos factores han mostrado tener un efecto tanto en la microbiota intestinal como en el cerebro. En el ??Documento de consenso sobre la microbiota y el uso de probióticos/prebióticos en patologías neurológicas y psiquiátricas??, de la Sociedad Española  de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPyP), se resaltan los siguientes: 


Ritmo circadiano: Los ritmos circadianos son patrones cíclicos de aproximadamente 24 horas que regulan muchas de las funciones del organismo, desde el tiempo de sueño-vigilia hasta los procesos metabólicos a nivel celular. Recientemente, se ha observado que la microbiota intestinal puede condicionar estos ritmos y dicha interacción está siendo objeto de estudio en el contexto de diferentes desórdenes o enfermedades, como la obesidad, la diabetes, enfermedades cardiovasculares y psiquiátricas o neurodegenerativas. 


Dieta: La dieta es el principal gestor de la composición de la microbiota intestinal en los adultos. Cambios en la alimentación, tanto a corto como a largo plazo, alteran la composición de la misma. 


De esta forma, la dieta puede ser una herramienta para actuar sobre una microbiota intestinal desregulada en diferentes situaciones y mejorar trastornos del eje microbiota-intestino-cerebro. Sin embargo, son necesarias más investigaciones para saber si son los efectos de las dietas sobre la microbiota los que inducen los cambios a nivel cerebral o si, por el contrario, puede ser la dieta la que está mediando de manera independiente a la microbiota. 


Actividad física: El ejercicio físico mejora la diversidad microbiana y modula su composición. Actualmente, aunque se desconoce la relación causal, la evidencia permite pensar que la actividad física puede mediar en el eje microbiota-intestino-cerebro de forma bidireccional. Podría ser considerado como una estrategia para mejorar trastornos, tanto gastrointestinales como psicológicos. 


Medicamentos: La toma de muchos fármacos tiene como efectos secundarios problemas gastrointestinales, lo que ha llevado al estudio de la interacción entre la microbiota intestinal y los medicamentos en ambas direcciones. 


Los antibióticos son extensamente conocidos por su papel disruptor de la microbiota intestinal. No obstante, nuevas evidencias científicas sugieren que otros fármacos no antibióticos pueden alterar la composición microbiana del intestino, con potencial influencia en el comportamiento y función cerebral. Algunos de ellos son laxantes, hormonas femeninas, antidiabéticos, antihistamínicos, antidepresivos o estatinas.

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